Filosofía Griega
Origen de la Filosofía -
Presocráticos
Sofistas, Sócrates y platon
Sofistas, Sócrates y platon
XV - SOFISTAS Y ESCÉPTICOS
El gusto filosófico propagado por las escuelas de la Jonia e
Italia, y el adelanto en la práctica de discutir que se elevaba a su verdadero
arte en la dialéctica de Zenón, produjeron naturalmente el espíritu de disputa,
y lo que antes era investigación seria, acompañada del amor de la verdad, se
fue convirtiendo en vanidad pueril y en objeto de especulación. Aparecieron
entonces los sofistas, que se
preciaban de discutir improvisadamente sobre todas las materias, sosteniendo el
pro y el contra en todas las cuestiones. Estos juegos del ingenio acarrearon
por una parte el descrédito de la filosofía, y por otra dieron más amplitud al escepticismo, haciendo de él una verdadera
escuela. Quien se acostumbra, aunque sea por juego, a sostener el pro y el
contra de todo, corre peligro de caer en la duda de todo; así como los que
toman la costumbre de balancearse acaban por contraer una necesidad de
balanceo.
Descuella entre los sofistas y escépticos Protágoras
de Abdera, quien sostenía que no hay verdad absoluta, que todo es
relativo y que el conocimiento es sólo de apariencias, no de realidad, y que, por
tanto, el hombre es la medida de todas las cosas. El escepticismo de Protágoras se liga con sus doctrinas
ideológicas, que eran sensualistas. Como no admitía en el hombre más que
sensaciones, y éstas son contingentes y variables, sacaba de aquí un argumento
para combatir la verdad absoluta. Por manera que la doctrina sensualista que
algunos ideólogos modernos han querido presentar como base de certeza y
preservativo contra los extravíos de la razón, figura desde los antiguos
tiempos como un manantial de escepticismo. Y no sin fundamento, porque si no
admitimos otra cosa que sensaciones, no tenemos otra base de certeza que una
serie de fenómenos contingentes, y, por consiguiente, perdemos todo principio
de necesidad. Siendo las sensaciones hechos subjetivos, que en muchos casos no
representan la naturaleza del objeto, resultaría que no podrían darnos a.
conocer con certeza ni siquiera la realidad contingente que corresponde al
fenómeno pasajero.
La
teoría de la verdad relativa conduce a la falsedad absoluta, pues que hay poca
distancia entre decir que no hay más que verdad aparente y el afirmar que no
hay verdad alguna. La mera apariencia de la verdad no es la verdad, y así se
explica por qué habiendo sostenido Protágoras
que todo es igualmente verdadero, Gorgias
Leontino sacó la consecuencia de que todo es igualmente falso. La
razón fundamental de Gorgias es la
imposibilidad de pasar de lo subjetivo a lo objetivo y de conocer algo real, si
la realidad no se confunde con el conocimiento, o sin que la cosa conocida esté
en el mismo sujeto que conoce. Gorgias
opinaba que no existe nada, y añadía que aun suponiendo la existencia de algo
no podría sernos conocida en no estando el objeto en el mismo sujeto. El
argumento de Gorgias se ha
reproducido en los siglos posteriores, y el idealismo panteísta de Schelling se
funda en la misma base.
Pródico, Hippias,
Trasímaco, Calicles, Eutidemo,
Diágoras, Critias
y otros, se distinguieron en la escuela sofística, si es que merece el nombre
de escuela una turba de impostores que traficaban con cosas tan respetables
como la razón y la verdad.
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