Los Escolásticos


FILOSOFÍA ESCOLÁSTICA

La física de los escolásticos era esencialmente anticorpuscular; nada explicaban por medios puramente mecánicos; a todo extendían las nociones de acto, forma, fuerza. Esta doctrina, tan ridiculizada en la época inmemediata a Descartes, fue en algún modo rehabilitada por Leibnitz, a quien han imitado otros alemanes más modernos.

Tocante a la esencia del cuerpo adoptaban los escolásticos la doctrina de Aristóteles (XVIII), admitiendo dos principios constituyentes: materia prima y forma sustancial. El considerar los cuerpos como meros conjuntos de átomos, y explicarlo todo por simples combinaciones de éstos en el espacio, creyeron que era propio de una filosofía grosera; por tal reputaban la de Demócrito y demás antiguos que sostuvieron el sistema corpuscular; tenían por un verdadero adelanto científico la distinción entre la materia y la forma.
La materia tiene partes y es divisible, porque tiene la cantidad: por manera que si se la separase de ésta, sería indivisible.

La materia es determinada por la forma; y la forma es limitada por la materia; la materia, abstraída de la forma, es una pura potencia, susceptible de todas las formas; la forma, abstraída de la materia, es un acto que puede unirse a cualquier porción de materia, dándole el ser de una nueva especie. La forma, sin embargo, no es un acto puro, pues que está en potencia para el ser: así es que su ilimitación es puramente abstracta, y aun concibiéndola sin materia, sin limitación a un objeto, todavía la hallamos como una cosa pasiva si la comparamos con la existencia.

Una cosa empieza a ser o por unión de la materia y la forma o bien porque es producida en su totalidad, siendo sacada de la nada: lo primero se llama generación, lo segundo creación. Una cosa deja de ser o porque la forma se separa de la materia o porque pierde la existencia misma: lo primero es corrupción, lo segundo aniquilamiento.

La generación y la corrupción no afectan directamente a la materia ni a la forma, sino al compuesto de ambas; pues que no son ellas las que tienen el ser, sino que el compuesto lo tiene por la unión de ellas; así la generación y la corrupción llegan a la materia y a la forma por medio del compuesto; esto es, se dice que se engendran o corrompen, según que el compuesto se forma o se disuelve.

Los cuerpos, así como por su forma sustancial tienen un acto, están dotados también de verdadera actividad. Los escolásticos no son ocasionalistas. Dicha actividad está radicada en la forma sustancial, pero su ejercicio se verifica por medio de formas accidentales, qualitates, que por ser muchas veces ignoradas las llamaban ocultas. Así, en el fuego, el calor no es la forma sustancial, sino accidental; ésta se funda en la sustancial, y le sirve como de instrumento para calentar. La acción de unos cuerpos sobre otros no se ejerce por solo movimiento local, sino por la educción de la potencia al acto.
La idea dominante de esta teoría es el establecer que el mundo físico no se explica por la mera extensión, como han pretendido algunas escuelas, sino que examinada la naturaleza corpórea en el tribunal de la metafísica, reclama la admisión de actualidades y fuerzas, que no pueden medirse por simples principios geométricos. Con la geometría se explica una fase de los fenómenos; pero quedan muchas cosas de que sólo se puede dar razón apelando al dinamismo, o teoría de fuerzas, de actividades.
El constar de materia y forma conviene a todo cuerpo, pero la forma es diferente según el acto que ha de comunicar a la materia. Así, no es la misma la de los seres sensitivos que la de los insensitivos, la de los animados que la de los inanimados.
Hay cuatro clases de vivientes. Unos tienen sólo el movimiento interior, para la nutrición y generación, como las plantas; otros que sienten, como las ostras; otros que, además, se mueven de lugar, como los cuadrúpedos, las aves, los reptiles; otros que añaden a esto la inteligencia: tal es el hombre. Los que sólo tienen el movimiento de nutrición y generación se dirigen a la adquisición de las formas ciegamente: su guía es la Naturaleza. Los dotados de sensación buscan su forma no ciegamente del todo, sino por medio de otra percepción: así el animal busca el alimento que ha visto u olido. Según que esta percepción sensitiva es más perfecta, se le ha dado al animal un movimiento mayor; los que tienen sólo el tacto se mueven únicamente por dilatación o contracción; pero los que poseen vista, olfato u otros sentidos para percibir objetos distantes, se mueven de lugar para buscarle: como se ve en los cuadrúpedos y aun en los reptiles. Así, la Naturaleza proporciona a cada ser lo que necesita según el grado que ocupa en la escala del Universo.
Los brutos, aunque perciben el objeto por los sentidos, no conocen en él la razón de fin ni la relación de éste con los medios, ni ellos se lo proponen, sino que toman necesariamente el que les da la Naturaleza. Pero el viviente intelectual no sólo percibe el objeto por los sentidos, sino que le conoce, sea o no sensible, y en él distingue la razón de fin y las relaciones con los medios; y no lo acepta determinado por necesidad, sino que se lo propone y varía según bien le parece.

El órgano de la sensibilidad es viviente; concurre a la sensación; pero este carácter vital-sensitivo no le viene de las calidades corpóreas, sino de la forma sensitiva que le anima.

Hay cinco especies de facultades vitales, incluyendo en esta denominación todos los grados de la vida. Vegetativa, la que tiene por objeto la nutrición y la generación. Sensitiva, la que siente. Apetitiva, la que inclina a lo sentido. Motiva secundara locum, la que comunica movimiento de lugar. Y, por fin, la superior, que es el entendimiento; a ésta corresponde una inclinación de su misma especie: la voluntad racional.

Los órganos de la sensibilidad son diferentes según la potencia o facultad sensitiva a que han de servir; pues que para todas las sensaciones hay una potencia en la cual radica la facultad de experimentarlas.

La facultad sensitiva es pasiva: El sentido es una potencia pasiva, ordenada a recibir las impresiones de lo exterior sensible

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